viernes, 25 de febrero de 2011

CONSEJO DEL ABUELO SAMUEL.



Si deseas controlar la ira, debes buscar ayuda en el Poder Supremo, a quien llamamos "DIOS".

Yo tuve un amigo al que le agarraba continuamente ataques de ira. Su temperamento explotaba por cualquier pequeñez. Hacía todo lo que podía para no perder la calma, pero ésta le duraba sólo dos o tres días. De repente la ira volvía a atacar y él explotaba de furia ante hechos que no tenían significancia alguna.

Luego se arrepentía y se ponía a llorar.

Ésto continuó hasta que expuso su problema ante un maestro. Él le dijo: "¿Por qué no dejas de lado tu orgullosa convicción de que, sin ayuda de nadie, puedes anular tu karma?. Ve ante Dios, busca su ayuda. Verás que lo imposible puede ser posible.”

¡Lo puso en práctica y funcionó!

Intenten hacer esta prueba y verán que funcionará.

*Eviten la ocasión.
En el momento en que se encuentren en una situación que pueda causarles ira, tomen otro camino y aléjense.

A Julio César, dictador de Roma, le llevaron papeles en los cuales uno de sus enemigos lo había menospreciado.
Él dijo: "Si leo esos papeles me enfureceré innecesariamente".
A ese hombre no le haré daño, sino que seguramente me haré daño a mí mismo .

Ordenó quemar los papeles. ¡Eso es evitar ocasiones!

*Evitar la prisa.
Es la madre de la ira; y el odio es el padre.
Nunca hagan nada apresuradamente, eviten el trabajo excesivo, encaren sus trabajos tranquilamente, con amor y benevolencia. El trabajo en exceso, algunas veces conduce a la ira.

*En cuanto sientan que la ira se aproxima, mantengan la boca cerrada y los labios sellados.
Una mujer había llegado ante un viejo sabio quejándose:
-En cuanto se produce una discusión, mi esposo me golpea-.
Luego el viejo pidió una botella de agua y le dijo:
-La bendeciré y te la daré-.
-¿En qué momento debo darle de beber esta agua a mi esposo?- preguntó la mujer.
-El agua no es para su esposo- exclamó el sabio. En cuanto vea que se ha iniciado una discusión, tome un sorbo de agua de esta botella y manténgala en su boca.

Haciendo esto, no dará lugar a que de su boca salgan palabras de discusión y, por ende, a su marido no le vendrán ganas de golpearla.


La mayoría de nuestros problemas se resolverían si sólo mantuviésemos nuestras bocas cerradas. Tratamos de explicar las cosas y, durante el proceso, las complicamos.

Mantengan la boca cerrada. De ese modo, intenten observar el silencio al menos dos horas por día. Una vez que adquieran el gusto por el silencio, no desearán hablar, a menos que haya una gran necesidad de hacerlo.

Mantengan la boca cerrada; y, cuando la abran, hablen suavemente, con amor y benevolencia.


HIJAS, NIET@S, BISNIETOS, recuerden siempre este consejo que a mi me sirvió mucho en mi vida.
LOS AMO
SAMUEL♥

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