RECIBE EL DÍA CON UNA SONRISA.
Coloca tu despertador quince minutos antes de la hora acostumbrada, para que tengas tiempo suficiente de estirarte un poco, para dar gracias por un nuevo día, para intercambiar frases amables con tus seres queridos, para tomar una ducha un poco más larga que de costumbre y renovar con ella tu entusiasmo, tu energía y tu sonrisa.
PERDONA A TUS ENEMIGOS.
Mientras guardes el recuerdo de lo que te hicieron, te mantienes preso y afectado por ese suceso. Cierra los ojos, recuerda la imagen de la persona que tanto te afectó y cuéntale mentalmente sobre tu malestar y sobre lo que esperabas que sucediera. Al final, dile que la perdonas e imagina que sonríe. Repítelo cuantas veces sea necesario para dejarlo en el pasado y sentirte libre de este recuerdo.
LUCHA POR LAS PEQUEÑAS COSAS QUE QUIERES.
Los placeres pequeños son la sal de la vida. Evita decir frases como "Lo que te parezca mejor", "Me da igual, donde ustedes quieran", y en su lugar aprende a expresar tus gustos y preferencias sin temor a lo que pensaran los demás.
DISFRUTA DE TUS SERES QUERIDOS.
No permitas que las obligaciones y las preocupaciones te hagan perder de vista el regalo de compartir momentos de calidad y disfrute con tus seres queridos.
Invitalos a preparar un plato especial, a leer juntos un libro, a ver una película, regar el jardín o dar un paseo al aire libre, lo importante es compartir el contacto y el amor.
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